15 de septiembre de 2015

Puquio, jardín de flores


El primer recuerdo que tengo de Puquio es el de una noche muy fría en la que caminaba por sus calles solitarias buscando donde alojarme. Había llegado en un minibus, cansado y medio moribundo porque esa ruta siempre me causa estragos.

Todo empezó cuando llegue a Nasca y pregunté por los carros que van a Puquio, en ese momento no tenía idea que el pueblo está en la carretera que va a Cusco, de haberlo sabido no hubiera comido tanto antes del viaje. Esa tarde el lomito saltado que almorcé se quedó en Pampa Galeras.

Y es que esa carretera que sube al santuario de las vicuñas es de respeto, curvas y contra curvas por un camino que asciende, si no me equivoco, de 0 a 4,000 msnm en poco más de una hora y cruzando un paisaje que parece sacado de otro mundo.

Durante el ascenso el camino parece sacado de otro planeta.

Ya casi en lo más alto de la ruta algo de vida.

Pero eso fue la primera vez. Cuando regrese tuve la oportunidad de guardar mejores memorias de este pueblo. La segunda vez iría preparado y el frío y la altura no me tomarían desprevenidos. En ambas ocasiones fui por trabajo, así que solo pude conocer lo básico: la plaza, la iglesia, callecitas que suben y bajan; además con el frío que hace no dan muchas ganas de salir.

Iglesia y plaza al amanecer. Había que retar al frío.

Plaza.

El trabajo consistía en capacitar al personal del hospital en el uso de un nuevo software. La capacitación venía con almuerzo incluido y fue allí dónde conocí lo que más me gustó de este lugar. Saliendo del hospital subimos a un mototaxi que jamás creí que lograría coronar la empinada calle con tres pasajeros dentro. Rápidamente cruzamos el pueblo hasta las afueras y entramos a una calle de tierra que mas bien era barro por la torrencial lluvia que había caído en la mañana.

El lugar era una extensa pared de adobes con una pequeña puerta de metal pintada de crema. Al ingresar se me fue el hambre, había quedado impresionado con la gran cantidad y variedad de flores. En ese momento me arrepentí de no haber llevado mi cámara, y tuve que pedir una prestada. Pero antes teníamos que almorzar, así que entramos al comedor a degustar pachamanca. La verdad no me llevo bien con la pachamanca, no me gusta. Pero aquí me comí dos platos, sólo porque tenía sabor a cabrito a la norteña.

Pura carne.

Con su rico choclo.

Al terminar los dos platos de pachamanca, que gracias a ser el expositor me ofrecieron solo carne, nada de hueso; nada mejor como bajar lo comido caminando por el vivero y tomando fotos a las flores y disfrutando sus fragancias.









Que pena que no recuerde cómo llegar al lugar, pero si están en Puquio y les gustan las flores pueden preguntar por el vivero y seguro que les dan razón.




Por: Jorge David Cachay Salcedo

2 comentarios:

  1. Estaba buscando info sobre Puquio y tu entrada salió en la primera página de San Google, por cierto y qué pasó viajero, ¿siempre te choca la altura? o sólo fue en ese camino, te pregunto porque quiero pasar por allá y no quiero pasarla mal.
    Saludos :)

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    1. Hola Marco, sí, sale primera, parece que no muchos hablan sobre Puquio, jejeje. He ido más de una vez a Puquio y solo la primera me chocó, y más que la altura fue por el viaje porque comí mucho antes del viaje y el camino es muy sinuoso, así que si vas come ligero y abrigate bien antes de subir. Ya nos contarás como te fue en tu blog. Saludos.

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