9 de febrero de 2013

Gramadal y Tamborero


Muchas veces he pasado por estos dos lugares. De mañana, de tarde o de noche. En bus o en mi auto. Y siempre me era inevitable mirar por la ventana y pensar: "tengo que parar un día para bañarme en estas playas". No son precisamente playas concurridas (ya verán por qué), y supongo que tampoco forman parte de algún circuito turístico. Simplemente son dos puntos solitarios ─y a veces acompañados de algún pescador─ en el largo recorrido de la carretera Panamerica Norte. A pesar de eso siguen allí esperando para mostrarnos su singular belleza. Hasta ahora no he podido gozar de sus playa, pero una tarde me tomé el tiempo de parar un momento y sacar algunas fotos.

Gramadal

El primer punto es Gramadal, en el km 251, metros más o metros menos. Este lugar está conformado por unas cuantas casas y unos pocos restaurantes en los que algunos buses paran para que los pasajeros puedan comer. Un par de kilómetros al norte, la carretera entra en una zona de dunas. Hay un letrero que anuncia esa costumbre que tienen las dunas de caminar con el viento. En algunas oportunidades he pasado por ahí cuando la carretera estaba casi toda cubierta de arena.

Ahí en el km 253, desde el medio de las dunas se puede ver el mar, una playa de dos kilómetros de extensión muy bonita que nos llama para refrescarnos en sus aguas. ¡Ah! pero llegar hasta el agua no es tarea fácil, y esta pequeña dificultad es lo que hace singular el paisaje de esta playa: la forma de sus dunas. Esa tarde mientras las contemplaba me hicieron pensar dos cosas, a veces las veía como olas de un mar de arena y a veces como huellas de serpientes gigantes, todo es cuestión de dejar volar a la imaginación.

Olas de arena.

Huellas de serpientes gigantes.

Sin embargo, no hay que dejarnos engañar por lo que ven nuestros ojos, desde la carretera las dunas parecen pequeñas olas de arena, una vez dentro se llevarán una sorpresa puesto que éstas tienen entre 1 y 4 metros de altura (aquí se nota mejor), y para llegar hasta la playa hay que atravesar entre 250 y 500 metros de este mar de arena, escenario ideal si desean jugar a las escondidas y fortalecer las piernas al mismo tiempo.

El lado norte de la playa es el que tiene menos dunas y menor distancia para recorrer desde la carretera, he visto algunas huellas de llantas, supongo que alguien en 4x4 habrá logrado entrar. Lo malo de este lado es que no hay lugar donde dejar el carro para ir caminando a la playa. Aquí la carretera está de subida y el espacio de la calzada auxiliar se va haciendo angosto porque la arena lo invade y además unos metros más allá la carretera atraviesa un túnel.

Estacionarse aquí no es buena idea.

El lado sur es el más apropiado para estacionar el carro, sólo que desde ahí tendríamos que atravesar 500 metros de dunas hasta la playa junto con el inconveniente de tener el carro lejos y nada visible. Otra opción es dejar el carro en donde están las casas y restaurantes, y caminar los casi dos kilómetros hasta la playa, igual el carro queda sólo aunque no en medio de la nada. Por otro lado, si son intrépidos pueden intentar salir de la carretera e ir por la tierra bordeando las dunas, esto los dejará en la misma playa. Hay que tener en cuenta que no existe camino, ni trocha, ni huellas, tampoco lo he probado, quizá la próxima que pase por ahí me anime, si Uds. lo intentan, háganlo con mucha precaución.

Vista hacia el sur de la playa.

La playa de Gramadal no será el lugar ideal para vacacionar; pero nos ofrece un paisaje único, por el que vale la pena parar un momento y contemplarlo.

Tamborero

Unos cuantos kilómetros al norte, alrededor del km 261, hay una pequeña caleta de pescadores con una playa encantadora, si van de sur a norte y no van atentos puede ser que sigan de largo sin apenas darse cuenta, y es que por este punto la carretera pasa a cierta altura respecto al mar. Si vienen de norte a sur es más fácil de ver la playa, la reconocerán por los botes agrupados en la arena, como si estuvieran navegando en un mar seco.

Si vienen de norte a sur se encontrarán con esto.

Como ven en la foto sólo hay dos casas, una en la playa, y otra en la parte alta. El acceso no está bien definido, de la carretera salen muchas huellas que llevan a distintos puntos de la zona, lo mejor es seguir las que más nos acerquen a la casa. Poco antes de llegar a la casa se pueden estacionar y bajar por una escalera de piedras. También hay un camino que baja hasta la playa y nos deja al extremo norte donde hay arena, ahí, bajo este camino hay pequeñas casas abandonadas, según lo que leí, en algún momento éstas irían a ser usadas como viviendas para los veraneantes que llegaban a esta playa, pero todo eso quedó en nada y ahora estas casas en ruinas forman parte del paisaje. Quizá haya sido mejor que ese proyecto no prosperara, de este modo, se mantiene la belleza y limpieza del lugar.

Al fondo el camino que baja hasta la playa, los vestidores abandonados y una familia regresando a su movilidad.

Esta playa tiene su encanto, el agua es verde-azul, muy limpia, tranquila y cristalina, se puede ver el fondo a través de ella. Es así como pude ver desde la parte alta que el mar se pone profundo a los pocos metros de la orilla, así que a bañarse con cuidado, y si les gusta el buceo este lugar es ideal para practicarlo gracias a la transparencia de sus aguas. La playa es extensa, perfecta para acampar, mi sugerencia es que lo hagan en el lado sur, ahí estarán mejor protegidos del viento que sopla en la tarde. Y mi consejo es que cuando visiten este lugar lo dejen como los encontraron, limpio y sin contaminar, esta playa y los futuros visitantes se lo agradecerán.

Ahora, hay un misterio que me falta descubrir: si sólo hay dos casas, quién navega todos esos botes. Esa tarde estaba un pescador solitario arreglando su red, algunos botes en la arena, y otros tantos en el agua, casi todos vacíos. Algún día bajaré a esta playa a develar el misterio.

¿A quién pertenecerán todos esos botes?


Estos son dos lugares para gozar de un tranquilo y relajante día de playa, y si el hambre ataca, no hay de qué preocuparse porque podemos ir a comer a los restaurantes de Gramadal que tienen comida lista y muy rica a cualquier hora del día. Y aunque la playa de Gramadal tiene su complicación, detenerse a contemplar la forma de sus dunas vale la pena.


Puedes ver más fotos en el álbum de Facebook.


Prepárate para el viaje

Lugar: Km 251 y 261 de la Panamericana Norte.
El camino: Un poco de tierra y arena para acercarse a la playa.
Restaurantes: En Gramadal, con comida todo el día.
Dónde quedarse: Hay hoteles y hospedajes en Huarmey (40 km al norte de Tamborero). También pueden acampar, eso sí, no olviden dejar limpio el lugar.
Mapa:



2 comentarios:

  1. BELISARIO SALCEDO10 feb 2013, 19:15:00

    VIAJERO QUE HACES CAMINO AL ANDAR, es gratificante como plausible el conocer pequeños espacios de nuestro país con tus experiencias. SIGUE ASI.
    Las Olas de Arena, estraordinarias formaciones de la naturaleza.

    ResponderEliminar
  2. Hola: Qué buenas descripciones. Ayer estuve en la playa Gramadal. Es necesario ir en 4x4. Se entra a unos 300 o 500 metros al norte de los restaurante. Es un camino afirmado que te lleva al extremo sur de la playa y de allí se bordea la playa hacia el extremo norte. Allí hay zonas rocosas que atenúan las olas. Corre viento. Me crucé con tres camiones pequeños de pescadores. Me encontré con bañistas quienes son personas de las zonas cercanas. Aguas algo frías pero tolerables, relativamente claras. Vale la pena el esfuerzo. Y los restaurantes, diría buenos para el sitio, baratos, con la garantía que los peces van de las redes a la olla. No hay pierde allí.

    ResponderEliminar